lunes, 3 de diciembre de 2012


LOS RESTANTES AGREGADOS MONETARIOS

Por John Jairo Castrillon Cardona

PLANTEAMIENTO

La teoría económica plantea que el incremento del dinero en la economía genera tendencia a disminuir las tasas de interés y con esto se presenta un aumento del gasto, el producto y el empleo, pero a su vez, esto puede convertirse en inflación o aumento persistente de los precios, en un país que tiene recursos productivos ociosos, es decir, en un país que tiene baja capacidad instalada.

Por lo tanto, para la economía de su país, debe recopilar la información estadística de las siguientes variables económicas para los últimos 10 años.

– Tasa de interés de intervención (fijada por la banca central)
– Tasa de inflación
– Tasa de desempleo
– Indicador de la capacidad instalada
– Producto interior bruto

Debe establecer relaciones entre el comportamiento observado en la tasa de interés de intervención y las demás variables económicas señaladas, y verificar si efectivamente el planteamiento de la teoría económica se cumple. Analice y concluya.

 

 

 

 

 

 

 

 

CONCEPTUALIZACIÓN

 

La información densa y variada de los comportamientos de las variables aquí analizadas, nos obliga a sintetizarla con el ánimo de generar mejores aproximaciones a las conclusiones  sobre el cumplimiento de los principios expuestos en el planteamiento objeto de este trabajo.

En primer lugar he construido una tabla donde trato de analizar que pasa en la frecuencia evolutiva en los últimos 10 años de la tasa de interés de intervención, tomando como referencia sus máximos y mínimos, lo cual nos permite  analizar los puntos críticos y su consecuente interdependencia con las demás variables.  Esos puntos críticos los hallo en los periodos 2001, 2002, 2004, 2008 y 2010. Fuente, Banco de la republica, subgerencia monetaria y de reservas.

A continuación  y como una condición básica del planteamiento está, en un país que tiene recursos productivos ociosos, es decir, en un país que tiene baja capacidad instalada.”, analizo si en estos periodos se presentó en nuestro país esta situación, efectivamente y relacionando el indicador histórico promedio que es del 72%, nuestra capacidad instalada ha estado por debajo de esta referencia en los años fruto de este análisis. Fuente FEDESARROLLO.

A renglón seguido ubico los registros de las demás variables  (desempleo, inflación y PIB) en los periodos de referencia,  estableciendo si con relación al periodo inmediatamente anterior el indicador fue creciente(+) o decreciente (-), y estimando que el cambio o intervención en la tasa no tuvo efectos inmediatos sino que se produjeron después, así mismo trato de evaluar el comportamiento del indicador en el año siguiente al periodo de medición, determinando su dirección, creciente (+) o decreciente (-).

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

ANÁLISIS

PERIODO 2001

La tasa de intervención estuvo por el orden de 11,5%, un máximo; el desempleo venía del año anterior en un  proceso creciente, pero en el año siguiente el indicador bajó levemente;  la inflación venia en proceso de decrecimiento y continuó asi para el año siguiente y el PIB presentó antes y después un comportamiento creciente.

Lo anterior implica que al elevar la tasa de intervención, el desempleo subió, la inflación bajo, y el PIB subió, a la luz del planteamiento variables como el empleo y la inflación confirman la teoría, pero el PBI presentó un comportamiento diferente, esto sin determinar si a pesar de haber subido su dinámica de crecimiento se redujo, en cuyo caso puede determinarse como validante del planteamiento.

PERIODO 2002

La tasa de intervención estuvo por el orden de 5,25%, un mínimo; el desempleo venía del año anterior en un  proceso descendente, pero en el año siguiente el indicador subió levemente;  la inflación venia en proceso de decrecimiento y para el siguiente periodo creció su indicador,  y el PIB presentó antes y después un comportamiento creciente.

Esto se resume, tasas de intervención bajó, el desempleo subió, la inflación creció y el PIB creció. En este periodo el planteamiento confirma la tendencia de las variables inflación y PIB, pero empleo presentó un comportamiento contrario.

PERIODO 2004

La tasa de intervención estuvo por el orden de 7,25%, un máximo; el desempleo venía del año anterior en un  proceso decreciente, y continuó su tendencia;   la inflación venia en proceso de decrecimiento y continuó así para el año siguiente y el PIB presentó antes una tendencia creciente y después un comportamiento decreciente.

Lo anterior implica que al elevar la tasa de intervención, el desempleo bajó, la inflación bajo, y el PIB bajo, a la luz del planteamiento, variables como el PBI y la inflación confirma la teoría, pero el empleo  presentó un comportamiento diferente.

 

PERIODO 2008

La tasa de intervención estuvo por el orden de 10%, un máximo; el desempleo venía del año anterior en un  proceso decreciente, y al siguiente año subió,   la inflación venia en proceso de crecimiento y bajó  al año siguiente y el PIB presentó antes  y después una tendencia creciente

Lo anterior implica que al elevar la tasa de intervención, el desempleo subió, la inflación bajo, y el PIB creció,  variables como el empleo y la inflación confirman la teoría, pero el PIB  presentó un comportamiento diferente.

 

CONCLUSIÓN

El anterior planteamiento nos lleva a una larga discusión, que podría tal vez ser de larga data, ¿es la economía una ciencia?, si nos circunscribimos a la definición  presentada por la real academia española (www.rae.es) , (Del lat. Scientia) 1. f conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. Podríamos concluir que no, no al menos  de manera categórica, porque  al tener en cuenta en la definición, la frase “…principios y leyes generales.” Lo cual se interpreta como cierto para todos los casos, la economía no encajaría en esta definición de ciencia, el planteamiento objeto de este trabajo, de ser un principio “cierto para todos los casos” no admitiría análisis, pero como los principios y postulados de la economía  son “ciertos para algunos o para  la mayoría de los casos”, eso nos lleva a analizar la información a la luz del postulado o planteamiento de una manera diferente.

Entonces de acuerdo al enunciado anterior tengo que concluir que en el sentido estricto del postulado,  el planteamiento no es cierto en Colombia, para el caso de los periodos analizados , pero alejado de esta rigurosidad, la interrelación de estas variables es evidente, es por eso que la teoría aporta elementos que permiten determinar cambios en los comportamientos de las mismas, este es el fundamento de la política monetaria, tratar de corregir de acuerdo a los intereses primarios de la nación aquellas variables que se estiman mas nocivas para la economía y su salud, los postulados como el aquí planteado, se pueden, en una especie de analogía costumbrista relacionar con la cobija pequeña, que si cubre la cabeza descubre los pies, y viceversa, efectivamente los cambios en la tasa de de intervención ha modificado el sentido de las demás variables, aunque no en la totalidad de las mismas.

 

Claves para gestionar con éxito la era de la multicanalidad


Abstract


  • Una correcta Estrategia de Canales pasa por una correcta Estrategia de Segmentación. A cada segmento de clientes debe asignarse el canal adecuado.
  • El desafío de las empresas que apuestan por la “multicanalidad” es saber orientar a cada cliente hacia el canal que mejor se ajusta a su perfil.
  • Es igual de importante analizar el coste y rentabilidad de cada canal, que el coste y la rentabilidad de cada cliente en cada canal.
  • El auge de nuevos canales como Internet o el móvil han cambiado las reglas del juego en muchos sectores. Sin embargo, no todas las compañías deben ser “multicanal”. Sólo aquellas para quienes sea claramente rentable.
  • Un nuevo canal debe responder a un nuevo segmento de clientes y debe contar con una propuesta de valor claramente diferenciada del resto de canales.
  • La entrada en un nuevo canal debe ser minuciosamente estudiada, para evitar solapamientos y conflictos, tanto internos como externos.

La irrupción de Internet y de otras vías de comunicación con el cliente ha traído consigo una revolución de los canales de distribución y planteado a las empresas serios desafíos para aprovechar al máximo el potencial de cada canal de venta. El reto de la Estrategia de Canales no es, sin embargo, nuevo.

Las nuevas tecnologías han marcado, sin duda, un antes y un después, pero muchas de las historias de éxitos y fracasos de compañías han estado asociadas al acierto con el que han gestionado sus canales de venta. Los cambios en los hábitos de consumo, las constantes modificaciones en las estructuras de distribución, las transformaciones de industrias y sectores enteros, o el poder creciente de determinados gigantes de la distribución son algunos de los factores que contribuyen, junto al auge de Internet, a que la Estrategia de Canales de cualquier empresa sea un factor clave de crecimiento.

Los clientes finales que recurren a más de un canal de venta –tiendas, e-commerce, marketing directo, teléfono…- suelen gastar más que los clientes “monocanal”. Sin embargo, el hecho de que a un cliente le merezca la pena operar por varios canales, no implica por fuerza que suceda lo mismo para la empresa. La mayoría de las compañías tiene medida la estructura de costes y la eficiencia de cada canal de venta, pero son muy pocas las que tienen una idea clara de cuánto les cuesta servir a un cliente en uno u otro canal. He aquí el auténtico desafío de la Estrategia de Canales.

 


Segmentación por Canales


Saber a ciencia cierta qué clientes deben ser atendidos por qué canales, en función de su valor para la empresa, de su potencial de recorrido en la misma, de los costes que genera por una u otra vía y de otros factores que sólo puede desvelar un elemento absolutamente crítico en la gestión de canales de distribución: las Estrategias de Segmentación.

La compañía que aspire a optimizar todos sus canales de venta, minimizando costes y maximizando ingresos, debe contar previamente con una Estrategia de Segmentación adecuada, que le revele el valor real de cada segmento de clientes actuales y potenciales, su “Lifetime Value”, el esfuerzo comercial que está siendo asignado a cada segmento, el canal adjudicado y obrar en consecuencia. El auténtico desafío de una correcta Estrategia de Canales no es lanzarse sin más a “cuantas más vías de venta, mejor”, sino orientar al cliente adecuado hacia el canal adecuado, ajustando los recursos comerciales a esta Estrategia. Son muchas las empresas que se han lanzado a la “multicanalidad” como Estrategia de moda o como respuesta a una creciente demanda del cliente para operar en varios canales, sin estudiar antes detenidamente, qué clientes deben migrar a qué canal y qué esfuerzos comerciales deben asignar a cada uno.

Es obvio que una operadora de telecomunicaciones tenderá a asignar visitas presenciales constantes a las grandes cuentas, visitas puntuales a las cuentas medianas, comerciales vía telefónica a las cuentas pequeñas y atención por “contact center” a los clientes del segmento SOHO (pymes y autónomos) y residenciales. Pero esto no es más que una “foto fija” en el tiempo. Los clientes evolucionan, algunos ofrecen mayor potencial que otros y encasillarlos en un canal de venta es desaconsejable.

Guiar al cliente hacia el canal adecuado


¿Cómo orientar al cliente adecuado hacia el canal de venta adecuado? El gigante financiero y “broker online” Charles Schwab, pionero indiscutible en el uso de Internet como canal transaccional de éxito, ha aprendido a “educar” a sus clientes para que utilicen los canales más adecuados para sus propios intereses y los de la compañía. En sus primeros contactos con la empresa y en función de su perfil, el cliente es orientado por expertos que le conducen hacia los productos y servicios más ajustados a sus necesidades y hacia el uso de determinadas vías de contratación con la compañía. Este patrón se reproduce cada vez que el perfil financiero del cliente varía, es decir, en función de su ciclo de vida dentro de la firma. El foco en el cliente por el que Charles Schwab apuesta desde hace años ha permitido a la firma dar servicio a 6,8 millones de clientes inversores en renta fija y variable; 1,1 millones de clientes, en fondos de pensiones y más de 150.000, en cuentas corrientes. En total, la firma gestiona 1,3 billones de dólares en activos.

Charles Schawb no nació como firma exclusivamente “online”, como muchos creen. El “broker” existía desde más de 20 años antes del “boom” de Internet. Simplemente, supo cómo explotar el máximo rendimiento de un nuevo canal, planteándose, como debe plantearse en cualquier Estrategia de Canales, si un nuevo canal va a ser sustitutivo o complementario a los existentes, el impacto que tendrá la apuesta corporativa por él y los cambios organizacionales que se derivan de su irrupción.

El comercio electrónico, el móvil, la venta telefónica y otros canales han llevado a muchas empresas a lanzarse a la “multicanalidad” sin planificar minuciosamente cómo ese cambio va a transformar su actual estructura de canales, su Fuerza de Ventas, la relación entre unos canales y otros, la relación con la competencia, el impacto en el cliente, etc. Es fundamental que cualquier compañía conozca a la perfección la composición de sus segmentos de clientes, antes de actuar con precipitación.

Internet no es válido para todos


El sector de las compañías aéreas y el turismo se ha visto, por ejemplo, fuertemente beneficiado por el auge de Internet, pero no todas las compañías han hecho la misma apuesta por este canal. Es lógico. Todos los estudios demuestran que el cliente de ocio, motivado por el precio y la búsqueda de gangas, aun a costa de restricciones de fecha y hora, es mucho más propicio a la compra “online” que el cliente de negocio. Es natural, por tanto, que las compañías “low cost” estén jugándoselo todo prácticamente a un canal, mientras que las aerolíneas de bandera, diversifiquen y complementen, pero no sustituyan. Michael O’Leary, CEO de Ryanair, lo tuvo muy claro en su día: “Hace pocos años, facturábamos el 60% a través de agencias de viajes, que nos cobraban comisiones de ticketaje del 9%. La gestión de reservas, además, nos suponía gastos adicionales del 6%. Es decir, el 15% del precio de un billete no era nuestro. Hoy, el 96% de las ventas se hacen a través de Internet con un coste de un centavo por billete”.

British Airways, como la mayoría de las grandes aerolíneas, apuesta fuertemente por Internet, por las incuestionables ventajas en términos de desintermediación, luego de ahorro en costes y mejora de márgenes, que tiene el medio, pero no juega sólo a una carta. Lo mismo sucede con las compañías hoteleras más especializadas en el segmento urbano, que en el segmento vacacional. Las reservas de una noche de hotel se hacen fácilmente en la Red, pero no sucede lo mismo a la hora de reservar todo un paquete vacacional. Es lógico que aquellas que están posicionadas en ambos segmentos deban orientar con acierto a sus clientes hacia un canal u otro, en función de su perfil, su valor y sus necesidades. Es algo que está haciendo con extraordinario acierto, por ejemplo, el Grupo Sol Meliá (ver pág. 10), cuya facturación a través de la Red representa ya el 13% del total de las ventas, con un crecimiento anual próximo al 50%.

El “boom” de los viajes contratados por Internet es el claro ejemplo de la “revolución” de un canal tradicional. En Estados Unidos, unas 300 agencias de viajes están cerrando cada mes y las reservas y ventas de billetes por agencia se han reducido a la mitad en unos pocos años. Sin embargo, y pese las ventajas del bajísimo coste transaccional del medio, Internet no se ha revelado un canal adecuado para todos los modelos de negocio, como prueban miles de fracasos de “e-commerce” B2B y B2C en todo el mundo.

Desafíos planteados por la apertura de nuevos canales


Clientes

  • ¿Qué nuevas fortalezas de servicios aportará el nuevo canal?
  • ¿A qué segmentos se dirigirá?
  • ¿En qué mercados operará?
  • ¿Qué volúmen adicional de negocio generará en el sector?

Canales

  • ¿Cómo va a cambiar la relación de fuerzas entre los distintos canales?
  • ¿Cómo van a reaccionar los canales existentes frente al nuevo?
  • ¿Qué conflictos pueden esperarse entre canales?

Competencia

  • ¿Qué competidores entrarán en el nuevo canal?
  • ¿Qué nuevos incentivos puede aportar la competencia a los miembros del canal?
  • ¿Cómo van a variar las cuotas de mercado?
  • ¿Qué implicaciones tiene ser el líder, el seguidor o el perdedor del nuevo canal?

Compañía

  • ¿Qué productos y servicios se van a distribuir por el nuevo canal?
  • ¿Qué coste tendrá distribuir por el nuevo canal?
  • ¿Qué habilidades nuevas se requieren para entrar en el nuevo canal?
  • ¿Cómo se van a manejar los conflictos entre canales de venta?

Fuente: DQ Decision Models Library

 

Time to Market


El “time to market” es vital en una Estrategia de Canales. No sólo es fundamental no precipitarse a lanzarse a nuevos canales, cuya rentabilidad por cliente no ha sido minuciosamente analizada, sino tampoco… llegar demasiado tarde. Es lo que le ha sucedido, por ejemplo, a la industria discográfica con el auge de las descargas de música P2P. El sector no ha sabido reaccionar a tiempo para frenar un fenómeno que parece ya incontenible y que está erosionando gravemente los márgenes de toda una industria. Apple, con su servicio iTunes, ha actuado con mayor acierto que las propias compañías del gremio, ancladas en modelos de distribución, cuyos costes pesan seriamente sobre el precio final de los CDs (se estima que entre el 40% y el 50% del PVP de un CD se debe a costes de la cadena de distribución).

 

"Una buena Estrategia de Canales exige una buena Estrategia de Segmentación, para adjudicar el canal adecuado al cliente adecuado"


Éste es un claro ejemplo de cómo un sector debe enfrentarse no ya a la aparición de un nuevo canal, ante el que debe plantearse estrategias de complementariedad con los actuales o de sustitución, sino directamente, de reinvención de todo un modelo. Un nuevo canal no debe suponer, por fuerza, una amenaza, sino también una oportunidad. La clave está en la propuesta de valor que el nuevo canal aporte al cliente. Si es diferente, varios canales podrán convivir. Si es claramente superior, el reto será más complicado. Primero la televisión y, más tarde, el vídeo se vieron como una clara amenaza al cine. El tiempo ha revelado que, al contrario, beneficiaron a la industria del celuloide. Las propuestas de valor eran diferentes. El cine ofrece el componente “salir fuera de casa + estreno + calidad de proyección”, y diferencia claramente su propuesta de valor frente a la del vídeo o del DVD. La música descargada de Internet o adquirida en CD tiene, sin embargo, una propuesta de valor idéntica.

Una de las principales ventajas de la migración de una compañía hacia nuevos canales y de la creación de un auténtico grupo “multicanal” es, sin duda, la afloración de nuevos segmentos de clientes, cuando no de todo un mercado. Cuando la mítica Avon, famosa por ese peculiar canal de distribución formado por medio millón de miembros de una poderosísima Fuerza de Ventas, decidió lanzarse a vender en pequeños kioscos en los “malls” norteamericanos, su sorpresa fue mayúscula. El 90% de los clientes que adquirieron productos en sus nuevos espacios físicos jamás habían comprado cosmética de Avon por venta a domicilio. Prueba de que nuevos canales hacen aflorar nuevos segmentos, cuando no auténticos “océanos azules”, como demuestra el éxito planetario de eBay y sus subastas “online”, del modelo de venta directa que implantó Dell, o del éxito en venta telefónica de la aseguradora Direct Line, en el Reino Unido.

¿Cómo abrir un nuevo canal?


La entrada de una compañía en un nuevo canal no sólo es la promesa de mayores ventas. Implica un desafío tremendamente complejo y puede ser una fuente de conflictos, cuando no un auténtico quebradero de cabeza. Surgirán resistencias al cambio dentro y fuera de la compañía, podrán surgir rivalidades erosivas entre canales o conflictos con aliados, “resellers” o “dealers”.

Es, por ello, básico que, antes de migrar hacia un nuevo canal, cualquier empresa no sólo haya definido una adecuada Estrategia de Segmentación y asigne canales en función de la misma, sino que haya previsto cómo realizar la transformación. Deberá auditar las fortalezas y debilidades de sus canales existentes, evitar solapamientos, estudiar la estructura de costes de cada uno, el coste de cada segmento de clientes en cada uno, formar a los miembros del nuevo canal de ventas adecuadamente y, por encima de todo, preguntarse cómo están sirviendo los canales de venta existentes al cliente y qué propuesta de valor aportará el nuevo canal para qué clientes.

Este análisis evitará conflictos. No estará de más recompensar e incentivar a los profesionales y clientes del nuevo canal para que apuesten por él, al menos en sus inicios. Puesto que, aunque la competencia entre canales de una misma compañía es sana, lo es hasta cierto punto. GAP dejó de comercializar los pantalones Levi’s cuando se sintió traicionada por la apuesta de venta directa que hizo la marca de moda. Algunos grandes almacenes han reducido el espacio físico atribuido a cadenas de cosmética por la apuesta que éstas han hecho por la venta directa u “online”.

Un ejemplo paradigmático de buena reestructuración del canal lo constituye la lujosa marca danesa de cadenas de música Bang&Olufsen. Su extensa red de “retailers” tendía a primar la venta de otras marcas, por el factor precio y los márgenes, arrinconando y desposicionando a Bang&Olufsen. Cerca de la bancarrota, la empresa decidió, a finales de los años 90, reducir en un tercio el número de distribuidores en Europa y rebajar los de Estados Unidos, de 200 a una treintena. Puso el foco en una red de franquicias posicionadas en el segmento lujo y en el especial cuidado de los distribuidores que conservó. El resultado fue un éxito rotundo.

Resulta fundamental, además, no confundir “multicanalidad”, es decir, la capacidad de atender a diferentes segmentos de clientes por diferentes canales, adecuando costes y valor de los unos a los otros, con “sobredistribución”. Tan malo es tratar a todos los clientes por igual ofreciéndoles un único canal de venta, como crear muchos canales para pocos clientes.

La “multicanalidad” no es la respuesta para todas las empresas, pero sí para aquellas que tengan absolutamente claro que la apertura a nuevos canales será rentable, hará aflorar y fidelizar nuevos segmentos de clientes y contará con una propuesta de valor claramente diferenciada. Estos requisitos son claves en cualquier Estrategia de Canales con vocación de éxito.